Una montaña rusa de madera, como la conocemos en la actualidad, es muy diferente de aquellas originales concebidas en el siglo dieciocho. En aquel entonces, estas atracciones eran bastante rústicas, y solo incluían un soporte de madera que deslizaba un vagón a lo largo de una montaña, desde la cima hasta la base. Con el tiempo, los modelos fueron perfeccionándose hasta alcanzar nuevos y espectaculares diseños. Sin embargo, muchas de estas nuevas atracciones incluían elementos de acero en su construcción, y al día de hoy, las montañas rusas de madera que se encuentran activas se consideran híbridas por la diversidad de materiales empleados.
La mayoría de las montañas rusas de madera en la actualidad presentan vagones de acero acoplados a raíles de madera. Incluso, algunas sólo se consideran de madera por el diseño de la pista que las compone, pues la estructura está concebida enteramente en acero. Como es evidente, la madera como material presenta ciertas restricciones que impiden diseños más atrevidos de montaña rusa como los observados en los modelos fabricados enteramente de acero. Generalmente, las variantes en madera no incluyen fuertes giros, caídas vertiginosas o inversiones.
Existen, sin embargo, algunas excepciones como la inactiva “Son of beast” en Kings Island, que poseía una altura de 65 metros y contaba un lazo de 27 metros, o “Hades 360” en el Parque Temático de Wisconsin y la también norteamericana “The Voyage”, que incluían giros espectaculares de noventa grados.
¿Madera o acero?
La principal diferencia entre las montañas de acero y las de madera, radica más en la experiencia que en cualquier otro aspecto. Mientras que los modelos de acero estimulan nuestra adrenalina con torsiones aceleradas y altas velocidades, las de madera logran poner nuestros nervios de punta con una travesía más tosca, con sonidos abruptos y un movimiento que genera una falsa sensación de inseguridad e inestabilidad. Evidentemente, todos estos elementos son inducidos y de ninguna manera representan una circunstancia real de peligro o riesgo para nuestras vidas.
El resto de las diferencias radican en aspectos como la altura, pues mientras las construidas en acero pueden sobrepasar los cien metros de altura, las de madera apenas logran alcanzar los sesenta metros de elevación, debido a las evidentes propiedades resistentes de ambos materiales. Y en este sentido, esta característica también afecta la velocidad, pues las de madera generalmente no sobrepasan los cien kilómetros por hora, una cifra que queda muy por debajo de las alcanzadas por montañas rusas de acero, con registros de más de 300 kilómetros por hora.
Vídeo de una montaña rusa de madera
Montaña rusa de madera desde el primer vagón
Recorrido de una montaña de madera
Vídeo de los giros de una montaña rusa de madera